El olor de los viñedos es incluso distinto. La abundante vegetación y los racimos ya maduros impregnan todo de un momento especial que cada año es único.
El envero, el punto de arranque
En Jumilla, todo empieza a cambiar con la llegada de la primavera y la floración de los viñedos. Los primeros sarmientos curan sus heridas de la poda y la floración antecede al momento realmente importante y que da el punto de arranque de la vendimia, el envero.
Al envero se le llama al momento en el que las bayas de color verdoso que serán uvas, cambian su color del verde vegetal a los tonos tintos o purpúreos para las variedades tintas, y dorados para las variedades blancas. La uva comienza a experimentar una serie de transformaciones en la que los ácidos de los granos empiezan a disminuir, la pepita de la uva va madurando, los colores propios de la fotosíntesis desaparecen y los niveles de glucosa, fructosa y polifenoles comienzan a aparecer, a la vez que comenzamos a percibir la concentración de ciertos aromas propios del mosto y perderemos los olores herbáceos propios de la planta.
En busca de la maduración de la uva
A partir de ese momento, el cálculo de la fecha de la vendimia ya entra en un momento aproximado de 25-35 días. La evolución química de los granos se acelera y trabajamos de manera continuada para obtener el equilibrio deseado entre azúcares y los propios ácidos de la uva. Su estado cualitativo, su estado sanitario y por supuesto, la indispensable intuición y experiencia de nuestro equipo y nuestro enólogo, que determina qué marca el momento.
Es quizás este equilibrio entre las más modernas técnicas químicas para poder conocer el estado de la uva y la propia experiencia del agricultor, del viticultor y el enólogo de que “el momento ha llegado”. Esa intuición que hace de la creación del vino algo mágico y la vendimia sin duda, su primer e imprescindible paso.
La vendimia en Bodegas Luzón
Por supuesto, en nuestra bodega no todo se vendimia a la vez, ya que la climatología, las diferentes variedades o su ubicación geográfica marcará una oscilación entre los días. Las variedades blancas suelen ser las primeras en ser vendimiadas, comenzando justo en estos días la vendimia de la Merseguera que trabajamos para Tomás Ferro, el vino creado en colaboración con la Universidad Politécnica de Cartagena y que, por su ubicación más al sur, ya están a punto para ser vendimiadas.
En el caso de nuestra Monastrell, la vendimia todavía tardará unos días, pero ya está todo a punto. Debemos repartir el trabajo a lo largo de las diferentes fincas que gestionamos, mimando y cuidando cada una de ellas.
Una vez en el viñedo, realizamos el corte de los racimos a mano, colocándolos o bien en palots de unos 150kg cada uno, o bien en cajas de no más de 15-20kg.
Tras ese momento, se transportan desde cada uno de los lugares donde realizamos la vendimia hasta la bodega donde pasan 24 horas en una cámara frigorífica para estabilizar su temperatura para luego ser seleccionados los granos y comenzar su proceso de vinificación, aunque eso es otra historia que, si os parece, os contaremos más adelante.